Una vida sin problemas, cuanta perfección seria, aunque al fin de cuentas seria aburrida, no tendría sentido ir contra nada, que lo único que te pueda empujar (para adelante o para atrás) sea el viento.
Todos recibimos golpes por esos problemas, a veces los esquivamos, y otras veces nos pegan, fuerte, despacio, no va al caso, el hecho de que te peguen ya te duele.
En si, el hecho de los problemas es que quizá no vemos a tiempo la solución, quizá dejamos de ver el bosque para concentrarnos en el árbol, y cuando queremos volver a ver el bosque que descuidamos un minuto, ya lo perdimos.
Lo difícil de lograr es dejar todo en su lugar, es dejar los problemas del trabajo cuando termina el horario laboral y dejar los problemas en tu casa cuando entras al trabajo, pero si fuera tan simple como decirlo el mundo no tendría problemas, no nos generaría la angustia que muchas veces nos genera, y no nos traería otro problema nuevo cuando resolvemos el anterior.
Pero que decir, es parte de la vida, uno se acostumbra a ser el fusible, ya sea en su casa, en el trabajo, al fin de cuentas es lo mismo, no dejamos de ser nosotros cuando entramos a nuestra casa o a nuestro trabajo, simplemente es una parte mas de nosotros.
Y aunque a veces cueste, no podemos separarnos de nosotros, no podemos dejar de ser nosotros y tampoco que nuestro humor y nuestro día cambie en 180º cuando salimos del trabajo, seguimos siendo humanos, tenemos errores y por supuesto, nos equivocamos, como cualquiera, pero a veces, y el mayor error es, no asumir los errores, y no aceptar el hecho de que nunca vamos a ser perfectos, ni dejar de tener y generar problemas....
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